Centenares de fieles esperan a las puertas de la iglesia fernandina para poder ver a Nuestro Padre Jesús del Calvario
G. N. Jiménez.
Las nubes negras cubren por completo el cielo del barrio de San Lorenzo.
Las primeras gotas caen tímidas en el suelo empedrado. Los devotos que
esperan a las puertas de la iglesia fernandina se miran con nerviosismo.
La suerte ya está echada.
En el interior del templo la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Calvario se encuentra reunida, pero la decisión es clara. No piden ni siquiera una prórroga de media hora para ver si el cielo finalmente abre para hacer su estación de penitencia. "No salimos. No podemos arriesgarnos con este tiempo", anuncia el hermano mayor de la hermandad, Rafael Guerra, a los cofrades que esperan en la puerta trasera. Las esperanzas se desvanecen por completo. "Era de esperar que con ese tiempo tomaran esta decisión. Tendremos que esperar un año más para poder ver a nuestra hermandad lucirse por su barrio", dice resignado uno de los costaleros mientras se quita el costal y la faja.
Este año el Calvario había adelantado tres horas el comienzo de su estación de penitencia, siendo éste el cambio más significativo del Miércoles Santo. De esta manera, se pretendía llegar a la Catedral en torno a las 19:30 para evitar que la hermandad estuviera en la calle hasta casi las tres de la madrugada. Pero, finalmente sus cofrades tendrán que esperar un año más para poder contemplar a Nuestro Padre Jesús del Calvario saliendo de San Lorenzo para recorrer el tenebroso camino hacia el Monte Calvario. Y a su Madre, Nuestra Señora del Mayor Dolor, con las lágrimas recorriendo su rostro, marcado por el inexplicable sentimiento de dolor ante la muerte de su Hijo en la cruz junto a dos ladrones.
Las puertas del templo se abren pasadas las 17:30 para que los fieles puedan contemplar a sus imágenes durante al menos unos minutos. La sociedad filarmónica María Inmaculada de Linares comienza en ese mismo instante a tocar una marcha para dar paso a un vía crucis. Las notas musicales retumban en el templo con más fuerza aún que las gotas que caen del cielo. Es un momento de absoluto recogimiento. "Venga no llores más María. Ya verás como el año que viene salimos", le dice una madre a una pequeña nazarena que llora desconsolada sentada en una banca.
En tan solo unos minutos la iglesia de San Lorenzo se llena de fieles. Muchos repiten el mismo gesto. Levantan sus teléfonos móviles o sus cámaras al aire para dejar inmortalizado el momento. "Ponte aquí en este lado que la foto te va a salir mucho mejor", le dice una joven a su pareja.
Ahora la hermandad tendrá que esperar un año más para ver a Jesucristo abriéndose camino en un recorrido de casi siete horas que le conducirá hasta el Gólgota.
En el interior del templo la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Calvario se encuentra reunida, pero la decisión es clara. No piden ni siquiera una prórroga de media hora para ver si el cielo finalmente abre para hacer su estación de penitencia. "No salimos. No podemos arriesgarnos con este tiempo", anuncia el hermano mayor de la hermandad, Rafael Guerra, a los cofrades que esperan en la puerta trasera. Las esperanzas se desvanecen por completo. "Era de esperar que con ese tiempo tomaran esta decisión. Tendremos que esperar un año más para poder ver a nuestra hermandad lucirse por su barrio", dice resignado uno de los costaleros mientras se quita el costal y la faja.
Este año el Calvario había adelantado tres horas el comienzo de su estación de penitencia, siendo éste el cambio más significativo del Miércoles Santo. De esta manera, se pretendía llegar a la Catedral en torno a las 19:30 para evitar que la hermandad estuviera en la calle hasta casi las tres de la madrugada. Pero, finalmente sus cofrades tendrán que esperar un año más para poder contemplar a Nuestro Padre Jesús del Calvario saliendo de San Lorenzo para recorrer el tenebroso camino hacia el Monte Calvario. Y a su Madre, Nuestra Señora del Mayor Dolor, con las lágrimas recorriendo su rostro, marcado por el inexplicable sentimiento de dolor ante la muerte de su Hijo en la cruz junto a dos ladrones.
Las puertas del templo se abren pasadas las 17:30 para que los fieles puedan contemplar a sus imágenes durante al menos unos minutos. La sociedad filarmónica María Inmaculada de Linares comienza en ese mismo instante a tocar una marcha para dar paso a un vía crucis. Las notas musicales retumban en el templo con más fuerza aún que las gotas que caen del cielo. Es un momento de absoluto recogimiento. "Venga no llores más María. Ya verás como el año que viene salimos", le dice una madre a una pequeña nazarena que llora desconsolada sentada en una banca.
En tan solo unos minutos la iglesia de San Lorenzo se llena de fieles. Muchos repiten el mismo gesto. Levantan sus teléfonos móviles o sus cámaras al aire para dejar inmortalizado el momento. "Ponte aquí en este lado que la foto te va a salir mucho mejor", le dice una joven a su pareja.
Ahora la hermandad tendrá que esperar un año más para ver a Jesucristo abriéndose camino en un recorrido de casi siete horas que le conducirá hasta el Gólgota.
Artículo del Día de Córdoba. 28/03/2013.
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